El viernes 6 de septiembre tuve la fortuna de ser invitada a la función teatral «Nuestro hermano«, de Alejandro Melero, en el teatro Fernán Gómez de Madrid.
Cuando me llegó la primera noticia del reestreno de esta obra, que la temporada pasada estuvo en la peculiar sala La Casa de la Portera, me planteé no asistir porque tocaba un tema que se vive en mi entorno familiar: hasta qué punto una discapacidad sirve de unión o de disputas en una familia.
Me lo planteé porque muchas veces el tema de la discapacidad psíquica se utiliza bien para justificar un dramón o bien en tono jocoso, y ninguna de estas dos opciones me apetecía contemplar.
Sin embargo, el hecho de que dos de las personas que más aprecio me invitaran a ir con ellos después de un largo verano con mono de verlos me hizo replanteármelo y asistir, de lo que me alegro enormemente, ya que la obra es una delicia.
El tema central sobre el que gira toda la trama es el fallecimiento de la madre de tres hermanos y el reparto de su herencia. Una herencia que incluye una casa en el pueblo, un hermano con discapacidad intelectual y criado con todos los prejuicios retrógrados que su madre le inculcó y una sorpresa al abrir el testamento.
La acción gira alrededor de las dificultades de comunicación y de entendimiento entre los tres hermanos y de la necesidad de organizar sus vidas asumiendo esta nueva situación en la que deberán hacerse cargo del cuidado de Jacinto.
Jacinto es el punto de inflexión de toda la obra, pues con su desinhibición a la hora de decir lo que piensa, la malicia propia de una mente no desarrollada por completo y la inocencia de no ser capaz de ver las manipulaciones que surgen a su alrededor, crea continuos momentos de ternura y comicidad mezclados con grandes reflexiones.
Las dos hermanas, con sus estilos de vida completamente distintos, chocarán continuamente en su modo de ver la vida y de tratar a Jacinto, hasta que comprenden que no están tan alejadas la una de la otra y que sólo era miedo a sincerarse.
Una obra de lo más recomendable y de la que me alegro enormemente haber podido disfrutar.